Tribuna del becario – Experiencias interculturales entre España y Alemania: una mirada desde ambos lados

Las culturas pueden variar significativamente en cuanto a sus costumbres, y, para un hijo de españoles que creció en Alemania, no ha hecho falta buscar demasiado para encontrar las diferencias. Desde aspectos tan cotidianos como los horarios de las comidas, hasta cuestiones tan fundamentales como la educación de niños; y, por supuesto, la gastronomía. Os invito a un pequeño viaje de experiencias interculturales en el que os mostraré algunas de las vivencias más interesantes, insólitas o divertidas que he vivido al encontrarme en la encrucijada de dos mundos tan distintos.
Experiencias interculturales
Experiencias interculturales
Desde mi más tierna infancia, notaba que existían diferencias notables entre las familias puramente alemanas y la mía. Los padres alemanes son mucho más liberales y dejan más libertad. ¿Que el niño está rompiendo juguetes, que se pone a gritar, que está lanzando comida? ¡Déjale, así son!, era la actitud predominante a mi alrededor, algo inimaginable para mi madre o para mi familia en España. No obstante, al observar el estilo de crianza de los padres españoles, considero que tuve suerte de que mi madre estuviera influenciada por tendencias pedagógicas germánicas. Sin embargo, en lo referente a la comida, se mantenían las costumbres españolas: cenábamos platos calientes, en familia y a una hora adecuada, como las 20:00. La idea de cenar sólo un poco de pan con embutido y, además, hacerlo a las 18:00 o antes, era inconcebible. Estas reflexiones sobre las dinámicas familiares y gastronómicas forman parte de las ricas experiencias interculturales entre España y Alemania, que desde joven comencé a vivir.
Experiencias interculturales
Experiencias interculturales
Aunque visitaba España de vez en cuando, mi verdadera inmersión en las experiencias interculturales entre España y Alemania no comenzó hasta que empecé la universidad. Lo primero que descubrí confirmó el dicho de “los alemanes viven para trabajar, y los españoles trabajan para vivir”. Las calles bulliciosas, los encuentros constantes entre compañeros universitarios y, en general, una mayor inclinación por disfrutar de la vida son lo que caracteriza la atmósfera en España. Esto no implica que los alemanes no sepan pasárselo bien, o que los españoles no se tomen su trabajo en serio, sino más bien que las percepciones sobre la vida difieren debido a cuestiones culturales. Personalmente, pienso que, como en muchos casos, encontrar el equilibrio entre las dos es importante, y procuro aplicar lo que aprendo de ambos a mi propia vida.
Eso sí, no importa cuántos años haya vivido en Alemania, mi amor por la comida española parece estar arraigado en mi ADN. Alemania también ofrece una gran variedad con Schnitzel, Spätzle, o simples Bratwürstchen, los cuales siempre logran alegrarme el día. Sin embargo, debo decir que nada supera la gastronomía mediterránea. La oferta en los supermercados también es distinta, y tengo la impresión de que la variedad en España es mucho mayor. Ahora bien, aunque se me haga agua la boca al pasar por la sección de mariscos, algunos productos de casquería (como los sesos) chocan con mi lado alemán. Estas son solo algunas de las experiencias interculturales entre España y Alemania que destacan las fascinantes diferencias y similitudes entre ambas culturas.
Experiencias interculturales
Experiencias interculturales
Aunque pueda sorprender, una parte fundamental de las experiencias interculturales entre España y Alemania, como estudiante extranjero, es organizar un lugar donde vivir antes de preocuparse por la compra en el supermercado. Por un lado, estoy profundamente agradecido por lo sencillo que resulta en España encontrar habitaciones completamente amuebladas, ubicadas cerca del centro, y a precios razonables. Esto, en Alemania, parece más un relato de ficción utópica que una realidad, dado que allí la mayoría de los pisos compartidos presuponen que traigas o adquieras tu propio mobiliario, el cual debes retirar al concluir tus estudios universitarios. Sin embargo, de los cuatro pisos en los que he residido en cuatro años, en cada uno, al menos en una ocasión, nos quedamos sin agua durante horas, sin mencionar las interrupciones del suministro eléctrico. Durante los 20 años que viví en Alemania, recuerdo que a lo sumo la luz se fue tres o cuatro veces, y el agua nunca faltó. Estas diferencias en la vivienda subrayan la diversidad de las experiencias interculturales entre España y Alemania, enriqueciendo mi comprensión de ambos países. Todo esto, desde encontrar un lugar donde vivir hasta adaptarse a una nueva cultura, nos lleva a reflexiones más profundas sobre lo que realmente significa vivir entre dos mundos.
Finalmente, considero que este tipo de comparaciones, paradójicamente, no deberían entenderse estrictamente como tales, ni mucho menos como intentos de valorar una cultura sobre otra. Son, más bien, anécdotas destinadas a ilustrar de manera entretenida las peculiaridades o características distintivas entre ellas, promoviendo el intercambio cultural sin emitir juicios. Resulta más enriquecedor escuchar cómo a los habitantes de un país les sorprende la manera de educar en otro, o cómo les llama la atención los problemas de fontanería del primero, que centrarse en las similitudes. De esta forma, aprendemos mutuamente y avanzamos juntos. Gracias a esta visión, he logrado integrar en mi ser tanto elementos españoles como alemanes, beneficiándome de ambos mundos. Estas anécdotas reflejan la riqueza de las experiencias interculturales entre España y Alemania, mostrando cómo el intercambio cultural puede enriquecernos.