Llevamos semanas pensando en dedicar esta entrada en nuestro blog de traducciones a los traductores del cine clásico, pero cuál ha sido nuestra sorpresa al descubrir que es prácticamente imposible descubrir a los autores de las adaptaciones de las mejores obras del mundo del cine a nuestro idioma.

A diferencia del mundo literario, que sí recoge el nombre del autor de la traducción, en el cine sólo podemos encontrar la identidad de los actores de doblaje encargados de poner voz a las estrellas de Hollywood, pero no a las personas que se encargaron de adaptar los diálogos que conformarían la historia del cine en nuestro país.

 

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Y no entendemos por qué, ya que son numerosas y muy variadas las publicaciones que hablan sobre la censura en las traducciones audiovisuales de la época (1939-1975). Son conocidos casos como la película Casablanca (1942), en la que su protagonista Rick (Humphrey Bogart) afirma que participó en la Guerra Civil Española junto al bando Republicano. El gobierno franquista no podía permitir algo así, de modo que se modificó la traducción para decir que luchó contra la anexión de Austria por parte de los nazis.

Un caso muy similar ocurrió en la traducción de La Dama de Shanghái (1947), donde el personaje interpretado por Orson Welles pasó de asesinar a un franquista en Murcia en la versión original, a matar a un espía en Trípoli en las salas de cine españolas.

Pero la censura no sólo conoce de cortes de película o cambios de guión, en El ladrón de bicicletas (1948) los traductores españoles se permitieron el lujo de realizar un añadido, y ni más ni menos que el momento final de la película. Así añadieron una voz en off en la última escena que decía: El mañana aparecía lleno de angustia ante este hombre pero ya no estaba sólo. La cálida manecita del pequeño Bruno entre las suyas hablaba de tener fe y esperanza en un mundo mejor. En un mundo dónde los hombres llamados a comprenderse y amarse lograrían el generoso ideal de una cristiana solidaridad”.

Y como último ejemplo, el caso que nos ha servido para titular esta entrada por ser el más mítico y conocido más allá de las fronteras de nuestro país. Mogambo (1953), donde Grace Kelly y Donald Sinden interpretaban a un matrimonio que comete adulterio.  Un tema que disgustó tanto al régimen que los traductores los convirtieron en hermanos y acabaron exhibiendo una película sobre un incesto, desatando la burla internacional.

 

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Y si ocurría eso con un matrimonio adúltero, podemos entender que en películas como Un tranvía llamado deseo (1951) tradujesen “prostituta” como “extravagante”, en Soldado Azul (1970) cambiasen “fuck”, repetida durante toda la película como “puñeta”, o en Juventud sin esperanza (1977) prefiriesen traducir “fucking” como “besar”.

Pero, ¿quiénes fueron los responsables de estas traducciones?, ¿cuánto fue imposición del régimen y cuánto autocensura, como la llaman algunos?, ¿cómo saberlo si se desconoce la autoría de todas las traducciones audiovisuales realizadas en nuestro país?

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Por eso nos preguntamos, ¿quién tradujo Mogambo?, ¿Quién es el autor de las traducciones de Lo que el viento se llevó, Cabaret o Ciudadano Kane? , ¿O quiénes fueron los responsables de los primeros estrenos que dejaron atrás la censura? Títulos como Fiebre de sábado noche (1978), La vida de Brian (1979) o Pesadilla en Elm Street (1985), que son ejemplo de una mayor libertad en la traducción audiovisual de nuestro país.

Es una auténtica lástima perder la identidad de estas personas que contribuyeron a lo que ya es historia del cine. No sabemos con exactitud a partir de qué año empezaron a incorporarse los datos de los traductores en los títulos de crédito. Nos alegra saber que cada vez se les da más visibilidad, como ocurre en nuevas plataformas como Netflix, que en ocasiones difunden el nombre del autor de la traducción, o hastags como #quiénsubtitula que ayudan a conectar a los autores con la audiencia mediante las redes sociales.

En traducciones TRIDIOM, no queremos quedarnos con la duda, y por eso te invitamos a compartir en los comentarios los nombres de traductores del cine clásico que conozcas.